El pasado 20 de octubre participé en una charla de la escritora (periodista, actriz etc) Elvira Lindo en la que promocionó su último libro llamado Lo que me queda por vivir. Lo cierto es que de Elvira tan sólo he leído “El otro barrio” y como ya dije en la valoración que hice sobre el libro, no me llegó mucho la historia.
Pero, dejando al lado mi opinión sobre su libro, tengo que decir que la persona Elvira Lindo me ha encantado. Es una mujer guapa, inteligente y transmite una buena energía.
Entre otras cosas, Elvira nos contó que a ella nadie le recomendó lecturas cuando era pequeña. Se hizo socia de una biblioteca que estaba cerca de su casa y fue así como aprendió a leer. Le encantaba tener el carné de la biblioteca y en general, le encantaba tener carnés de todo tipo. Esa frase fue muy graciosa.
También nos contó que suele pasar unos cuantos meses del año en Nueva York, generalmente en invierno, tiempo que dedica sobre todo a escribir, a descansar, y a ser una anónima más.
Me llevé el libro que tenía de Elvira en la charla por si al final de ésta se quedaba a firmar. Así lo hizo, tal como lo había imaginado. Y esta es la corta historia del encuentro con la primera escritora que veo en carne y hueso y también de la primera que me firma un libro.
Pero, dejando al lado mi opinión sobre su libro, tengo que decir que la persona Elvira Lindo me ha encantado. Es una mujer guapa, inteligente y transmite una buena energía.
Entre otras cosas, Elvira nos contó que a ella nadie le recomendó lecturas cuando era pequeña. Se hizo socia de una biblioteca que estaba cerca de su casa y fue así como aprendió a leer. Le encantaba tener el carné de la biblioteca y en general, le encantaba tener carnés de todo tipo. Esa frase fue muy graciosa.
También nos contó que suele pasar unos cuantos meses del año en Nueva York, generalmente en invierno, tiempo que dedica sobre todo a escribir, a descansar, y a ser una anónima más.
Me llevé el libro que tenía de Elvira en la charla por si al final de ésta se quedaba a firmar. Así lo hizo, tal como lo había imaginado. Y esta es la corta historia del encuentro con la primera escritora que veo en carne y hueso y también de la primera que me firma un libro.
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