jueves, 21 de abril de 2011

¡Indignaos!, Stéphane Hessel

Título: ¡Indignaos!
Autor: Stéphane Hessel
Traductor: Telmo Moreno Lanaspa
Editorial: Destino
Fecha publicación: 15/02/2011
Páginas: 64
ISBN: 978-84-233-4471-0
Código: 10002363
Formato: 13,5 x 19,5 cm.
Encuadernación: Rústica con solapas
Colección: Imago Mundi

Sinopsis
¡Indignaos! ha despertado un insólito fenómeno de lectura en Francia, donde ha vendido más de un millón de ejemplares y lleva tres meses en las listas de ventas. En pocas y contundentes páginas, Stéphane Hessel invita sobre todo a los jóvenes a desperezarse y a cambiar la indiferencia por una indignación activa, por la «insurrección pacífica».

Hessel logró sobrevivir a la tortura y la deportación en el campo de concentración de Buchenwald y, en 1948, formó parte del equipo internacional redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Hoy, a sus 93 años este venerable veterano de la Resistencia ha contagiado su mensaje de esperanza y de rebeldía a millones de lectores a los que invita a «no claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia», porque «ya es hora de que la preocupación por la ética, por la justicia, por el equilibro duradero prevalezcan».

José Luis Sampedro une sus reflexiones a las de Hessel, con un texto exclusivo para la edición española.


Valoración personal
El libro ¡Indignaos! Firmado por Stéphane Hessel se presenta como un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. El mensaje de Stéphane H. ha contagiado a más de un millón y medio de personas en Francia y espero que de la misma manera lo haga en España.

El libro tiene 60 páginas por lo que se puede leer en menos de dos o tres horas y por si os animáis a comprarlo, deciros que sólo cuesta 5 €.

Cito textualmente una curiosidad: Es a René Cassin a quien debemos el término de derechos universales y no internacionales, como proponían nuestros amigos anglosajones.

Vivimos en un mundo en el que se crean guerras para que unos países se alimenten de petróleo y para así levantar una vez más la bandera del poder, del más fuerte.

Vivimos en un mundo en el que la banca no se nacionaliza, ya que de ese modo no dependería de una fuente externa y acabaría con la crisis… y como la crisis es necesaria, los millones y millones de personas siguen sufriendo y la élite sigue jugando al llamado juego “destino de la humanidad”.

Vivimos en un mundo en el que se crean guerras para que el gobierno siga manteniendo su existencia.

Vivimos en un mundo en el que los derechos humanos existen en la segunda dimensión… es decir, sobre un papel, más que en la tercera dimensión. Y digo esto porque aunque tenga derecho a una vivienda, creo que ni mis nietos acabaran con el pago de esta. Y lo digo también porque… aunque exista el derecho de la libertad de expresión, siempre que un periódico bromea con la monarquía aparece la censura.

Después de permitirme unas líneas en las que he compartido con vosotros parte de mi indignación os tengo que mencionar que el autor del libro muestra su indignación con la situación de Palestina y con la indiferencia de hoy en día y además, anima los lectores a indignarse, a actuar ante las injusticias y a no quedarse de brazos cruzados, eso sí, siempre mediante un camino de paz puesto que no se puede conseguir la paz con la ayuda de la violencia.

Yo me indigno ante la situación actual del mundo. ¿Y tú? ¿Eliges la indiferencia o te apuntas a nuestro club?

3 comentarios:

  1. gracias por la reseña, tenía curiosidad por ver de qué iba el libro

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  2. a mí el libro en sí no me aporto nada que no supiera ya, aunque coincido al 100% con lo que expone.
    Me gustó tu reseña y la he enlazado a la mía: si por lo que sea no quieres, sólo tienes de quejarme un comentario en esta página:
    http://escriboleeo.blogspot.com/2011/06/indignaos.html
    un saludo!

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  3. Sí, sin duda un oportunista que ha aprovechado la desgracia de muchos para vender su paupérrima historia y llenarse los bolsillos sin aportar nada nuevo a la sociedad. Yo, por suerte, no me he gastado ni un duro y me lo he leído en pdf.

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